Diva: Riesgo #PepaySilvia #LHDP

Y este capítulo va porque me lo pidieron y porque mi musa ha regresado….


Capítulo Treinta y Siete: Riesgo

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Andrés Cañizares estaba desesperado. Había estado intentando comunicarse con su hacía más de media hora pero Pepa no contestaba a sus llamadas. Necesitaba hablar con ella con urgencia porque había recibido una llamada de Alfonso Goic contándole que tenía una propuesta de trabajo millonario con un sponsor deportivo y no quería perder la oportunidad de tomarlo, pero para eso iba a tener que sacrificar algunos días de su tiempo con Isa.

Andrés no quería hacerlo pero tampoco quería perder la oportunidad de oro, de tener lo suficiente para asegurar de una vez y por todas el futuro de su pequeña hija.

 

Insistió en no llamarla más. No iba a arriesgarse a perder esa oportunidad así que decidió llamar a su madre para pedirle el favor de cuidar a la niña y con eso arregló su parte. Estaba ansioso por comenzar su trabajo y su noche de insomnio un día antes del evento así lo demostró.

El gran día llegó y se despidió de su hija con un abrazo y un gran beso. Con su madre hizo lo mismo y salió de Barcelona rumbo a Madrid en el primer vuelo a Barajas que encontró. La empresa detrás de su contrato millonario era madrileña así que fue ese el motivo por el cual tendría que hacer ese viaje a la capital. El centro de eventos era un polideportivo de alto rendimiento dónde también entrenaban los deportistas de élite que representaban a España en los Juegos Olímpicos.

Andrés se presentó con Alfonso Goic que estaba encantado de tenerlo entre sus filas y comenzó el ajetreo normal de eventos como ese. El ex tenista había tenido que pasar su día entre maquilladores, estilistas y fotógrafos que lo retrataron entre pose y pose para darle notoriedad al polideportivo junto con un spot publicitario que lo coronaba todo. Entre toma y toma decidió que tenía que ir al aseo y se disculpó con los asistentes que lo ayudaban para estar listo y les dijo que volvería pronto.

El director del evento dijo que todos podían tomar un descanso de diez minutos y todos los trabajadores se dispersaron.

Andrés casi corrió a los aseos para caballeros del polideportivo y se encerró en el último de los compartimientos de los aseos de varones, hizo lo suyo e iba a tirar de la cadena cuando supo que habían entrado otros hombres al aseo. No pudo verlos directamente, pero sí que había reconocido las voces y se dio cuenta que uno de esos hombres era uno de los empresarios más famosos del mundo deportivo, José María Lazarte y el otro era su representante, Alfonzo Goic.

– Es que la hicimos de oro tío – Lazarte se mofaba con una sonrisa burlona mirando a su interlocutor – Que Cañizares haya aceptado firmar ese contrato millonario nos ha llevado a la cumbre y estoy seguro que el alto mando estaría orgulloso de ello.

Goic que escuchaba hablar a su amigo no lo estaba pasando bien. Desde el día de la reunión en el restaurante barcelonés dónde hablaron del acuerdo, nunca más se sintió cómodo con Lazarte ni mucho menos seguro estar a su lado. Todavía recordaba que el hombre le había hablado de la Burundanga y los tratos que tenía con narcotraficantes de alta gama de Cataluña. Se sentía horrible de saber que había aceptado tratar con ese tipo de gente y lo peor, haber arrastrado a su representado a tal entuerto.

– Lo dices cómo si no hubiese pasado nada hombre – se quejó Goic – Cómo si no estuvieses hablando de que detrás de todo esto hay droga involucrada, la mafia catalana y ni hablar de que me drogaste para aceptar tal acuerdo.

A Lazarte le cambió el gesto del rostro. Había borrado la sonrisa para transformarla en un ceño fruncido y una mirada acerada. Luego de acabar lo suyo vigiló los compartimientos para ver si había alguien más en el aseo y no vio a nadie. Se acercó a su homólogo y le encaró amenazándolo en un susurro peligroso.

– Calla la puta boca Goic – espetó con rabia – Creo que tú y yo estamos de acuerdo en que es mejor dejar todo esto tranquilo y no agitar las aguas….

– Pero yo no-

– Tú nada cabrón, tú nada – siguió con su amenaza – Los contratos están firmados y los jefes están contentos, aquí no ha pasado nada y tú no sabes nada, ¿Quedó claro?

– Yo no-

– ¡¿Te quedó claro?! – insistió Lazarte con brusquedad y vehemencia esta vez amenazando a Goic con una pistola que estaba apuntando al joven rubio por el costado. Lazarte esperó hasta que vio a Goic asentir en silencio y guardó su pistola en el cinto ocultándola con su saco. – Me alegro mucho que estemos de acuerdo tío – volvió a sonreír – Porque de lo contrario no me extrañaría nada que aparecieran en vuestra casa unos señores que te dejarán el cuento mucho más claro y créeme hombre, eso no le conviene ni a ti ni a tu querida familia por qué ¿Cuántos meses de embarazo tiene ya Lorena? ¿Cinco? Y es vuestro primer hijo ¿verdad?

– ¡Con mi familia no cabrón! – Goic no iba a dejar que su trabajo afectase a su familia – ¡Con mi familia no te metas!

– Bien, entonces si no quieres que tu linda familia salga perjudicada en todo esto… – amenazó – Te callas la puta boca y no pasará nada, ¿Estamos claros?

– Si… lo que tú digas… – Goic se rindió – Lo que tú digas….

– Así me gusta hombre – alabó con una sonrisa burlesca – Inteligente. Y ahora, será mejor que busques a tu gallinita de los huevos de oro que tenemos que terminar pronto con este jodido circo.

Lazarte salió del aseo dejando a Goic supuestamente solo y el joven de cabello rubio pudo respirar con tranquilidad. Estaba metido hasta cuello en un lío monumental que afectaba a mucha gente y no sabía cómo salir de eso. Fue peor cuando de pronto sintió un ruido en uno de los compartimientos del aseo y de él salió Andrés Cañizares que en ese momento estaba pálido como un fantasma luego de oír la charla entre los dos hombres. Se había escondido arriba del inodoro para no ser visto por Lazarte y lo consiguió por los pelos concentrándose en no respirar con fuerza y templando los nervios igual que hacía antes de salir a la cancha a disputar algún torneo. Esa templanza lo salvó, pero ahora ya no sabía hasta qué grado luego de ser testigo de tremendo embrollo.

– ¡Joder! ¡Me cago en la puta! – se quejó Goic con nerviosismo al ver a su representado – ¡¿Cómo coños has podido esconderte aquí?!

– ¿Es cierto? – Cañizares no estaba de humor para responder preguntas – ¿Es cierto lo que ha dicho Lazarte? ¡Respóndeme coño! ¿Es cierto que detrás de todo esto está la mafia catalana? ¿De este contrato?

– ¡Sí! – respondió Goic abrumado – Sí tío, todo lo que oíste en la conversación es cierto y estoy metido hasta los huevos en este jodido lío.

– Tenemos que denunciarlo Alfonso – instó Cañizares con seriedad – Tenemos que denunciar todo esto con la policía lo antes posible.

– ¡¿Es que tú estás loco tío?! – se quejó Goic sin poder creerse lo que le decía su amigo – ¡Estamos hablando de mafia hombre! Estamos hablando de sicarios a los que no les importaría volarte la cabeza si creen que estás estorbando en su negocio, ¡Es demasiado peligroso! Ese mismo cabrón de Lazarte me amenazó con una pistola si decía nada y no pienso correr ese riesgo, no con mi familia detrás y estoy seguro que tú tampoco deberías tío. Tampoco deberías, porque también tienes en quién pensar.

Cañizares supo que Goic estaba en lo cierto. No podía arriesgar la integridad de su familia, la vida de su hija. Pero al mismo tiempo en ella era en quién pensaba cuando tomó la decisión de seguirle la corriente a su representante al decirle que se quedaría callado. La conversación entre ambos quedó allí y el resto del día terminó con la grabación del último spot de inauguración del polideportivo. Al ex tenista le pagaron el contrato con el dinero que le habían estipulado y regresó a Barcelona junto a su hija con un gran sentimiento de culpa.

Mientras estaba en su estudio esa misma noche lo decidió. Sabía que el dinero que había ganado estaba sucio y tampoco se iba a arriesgar a que le acusaran de estafa si el jueguito de Lazarte se derrumbaba. Cañizares no tomaría ese dinero. Lo guardó en una caja fuerte y redactó una carta con todo lo que había escuchado ese día en el aseo de varones y llamó a la policía catalana denunciando todo lo que sabía.

La policía catalana supo que el chivatazo del tenista había abierto una nueva arista en la investigación sobre bandas delictuales en Barcelona y no dudó en llamar a Cañizares a declarar. El hombre lo hizo sin decirle nada a nadie y siguió con su vida normal después que la policía le asegurase que su nombre no saldría expuesto en su investigación.

A la semana siguiente comenzó la pesadilla para el ex tenista. Empezó con la extraña sensación de que lo seguían a todas partes. Luego llamadas extrañas le llegaban al móvil dónde el interlocutor simplemente cortaba la comunicación cuando él contestaba y acabó con un mensaje que le decía que estaban pendientes de él, que le conocían.

Supo entonces que estaba en peligro y decidió llevarse a su hija consigo y mandar a su familia de viaje al extranjero. Todo sin contarle nada a nadie a pesar de que su madre y Pepa quisieron saber qué le ocurría.

La policía catalana lo custodiaba. Le habían dado un piso franco en Madrid y se quedó en él hasta que tuvo que salir de improvisto cuando recibió una llamada inquietante.

Tenemos a tu hija – dijo una voz masculina de acento catalán – Si no vienes al polígono industrial de Junqueras en media hora, puedes ir despidiéndote de ella Cañizares, tienes media hora….

Cañizares intuía que podría ser una trampa pero Pepa no sabía nada de lo que estaba pasando y tampoco tenía permitido llamarla. Así que eso fue lo que hizo aquella tarde. Salió del piso franco eludiendo a la guardia que lo custodiaba con un pedido de compras y encerrando en el baño a otro de los guardias después de noquearlo y apenas estuvo a solas, salió del piso donde estaba escondido robándose un auto del estacionamiento. Era lo suficientemente tarde para que nadie lo descubriera y se amparó en la oscuridad para ir a rescatar a su hija….

 

Horas después esa misma noche en la mansión de Pepa, la morena fue despertada por una llamada a su móvil que también había despertado a Silvia.

– ¿Quién llama? – preguntó la modelo con voz somnolienta al mismo tiempo que miraba el despertador que indicaba que eran las cuatro de la mañana.

– ¿Estoy hablando con la señora María José Miranda? – una voz masculina preguntó a su vez a lo que Pepa asintió – Buenas noches, espere en línea por favor – el hombre indicó y Pepa esperó a que la otra vez le contestaran. Quién lo hizo fue Paco y luego de saludarla le pidió que fuera urgente a comisaría.

– ¿Qué ha pasado? – esta vez la voz de Pepa sonaba preocupada y miró a Silvia que sólo le acarició la espalda – ¿Por qué tengo que ir?

– No quisiera hablar de esto por teléfono Pepa – se disculpó el comisario con un dejo de tristeza – es mejor que venga usted personal-

– No voy a quedar con la incertidumbre señor comisario – la voz de la modelo era más urgente – No iré antes de que me diga lo que está pasando.

– Es… está bien – suspiró el hombre con nerviosismo – se trata de su ex marido….

– ¿Qué ha pasado con Andrés? – quiso saber Pepa mucho más nerviosa que antes – ¿Dónde está?

– Su ex marido… – Paco odiaba dar este tipo de noticias – Su ex marido ha sufrido un accidente automovilístico – explicó por fin – Lo siento mucho Pepa pero Andrés Cañizares está muerto….

Diva: En la Boca del Lobo #PepaySilvia #LHDP

Una más porque sí. Gracias por leer como siempre…


 

 

Capítulo Treinta y Cuatro: En la Boca del Lobo

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Un grave silencio siguió a la severa amenaza hecha por Andrés Cañizares a Paco y don Lorenzo en contra de Pepa. Ambos hombres se sintieron bastante incómodos al respecto y Paco no dejaba de mirar al espejo de la sala de interrogatorios, intuyendo la presencia de Pepa en la sala contigua. Intuición que se confirmó cuando Povedilla interrumpió el interrogatorio al deportista pidiendo hablar con el comisario.

– Disculpe señor Cañizares – pidió Paco con seriedad y miró a su suegro que sólo asintió con la cabeza.

Cuando llegó a la puerta de la sala echó una mirada mordaz al agente de gafas redondas y resopló.

– ¿Qué coños sucede ahora Povedilla? – preguntó Paco a su hombre con severidad – ¿No ves que estás interrumpiendo un caso muy importante leches?

– Sé… sé muy bien que está en un caso muy complicado mi comisario, pero esto es urgente – se disculpó el hombre con nerviosismo – Es que me han pedido que le informe que Pepa Miranda está en la sala contigua. Pidió estar presente para ver aquí al señor deportista pero se acaba de desmayar. Cre… creo que le sentó mal lo que escuchó señor comisario.

– Por San Quintín que estamos liados – se quejó Paco en voz baja y miró a Povedilla que seguía de pie mirando a su jefe muy asustado. – Está bien Povedilla, gracias por informarme de esto. Necesito que te quedes vigilando a Pepa en la sala contigua y llévatela a mi oficina cuando despierte. ¿Ha venido sola?

– No señor comisario, llegó con su novia – respondió el joven con rapidez – Está con Silvia en la sala de al lado.

– Bien, dile a Silvia que saldré en un momento a hablar con ella y con Pepa, pero Povedilla esto es importante – espetó el comisario hablando claro pero en voz baja – Vigila a Pepa y no le quites los ojos de encima y sobre todo, no permitas que se encuentre con Cañizares en los pasillos de la comisaria si yo no estoy presente, ¿Te ha quedado claro?

– Sí señor comisario, a sus órdenes – respondió el agente con seriedad y se dispuso a salir pero fue detenido por Paco que lo cogió de la solapa de la chaqueta obligándole a que lo mirase a los ojos.

– Por ningún motivo dejes que éstos dos se vean a solas Povedilla – advirtió Paco con gravedad – Por nada del mundo lo hagas porque este par puede llegar a sacarse los ojos cuando se vean y de lo que la liaremos luego que ni Dios nos salvará, ¿Entendido?

– Como el cristal señor comisario – prometió el hombre más joven con nerviosismo y por fin pudo salir de la sala de interrogatorios a continuar con su trabajo. Paco se quedó unos momentos de pie junto a la puerta abierta de la sala y sacó su pañuelo para enjugarse el sudor que de pronto le empapó la frente y el cuello de la camisa, se sentía asfixiado. Don Lorenzo miró a su yerno alzando una ceja escrutadora pero Paco sólo negó con la cabeza y volvió a su lugar en la mesa frente a Cañizares que no entendió ese cruce de miradas pero intuyó que algo malo pasaba.

– No sé por cuánto tiempo más me tendrán aquí señores – espetó Cañizares perdiendo la poca paciencia que le quedaba – Pero si ya no tienen más preguntas que hacerme creo que será mejor que me vaya.

– Lo lamento señor Cañizares pero este interrogatorio no ha terminado porque usted no ha respondido a la última pregunta que se le ha hecho – explicó Paco con seriedad – Así que si es tan amable me gustaría poder oírla.

– Bien – respondió el deportista con desdén – Si es una respuesta la que necesitan para poder irme de este lugar, perfecto. Aquí la tienen, mi respuesta es no. En mi vida he pensado en hacer algo que perjudique directamente a mi hija porque no soy tan gilipollas para hacer eso y arriesgarme a perder la tuición que tanto me costó conseguir. Pero sí, es cierto que he tenido desavenencias personales con mi ex esposa por la niña pero nuestros únicos problemas han sido por incompatibilidad de horarios. Por mi parte he seguido el fallo y las órdenes del juez al pie de la letra y Pepa, si bien ha tenido problemas para cumplir con su tiempo compartido de tuición por su enfermedad también lo ha hecho. Pero yo no soy un asesino y tampoco está en mis planes perjudicar a Pepa por el tema de la custodia. Hay que ser muy hijo de puta para hacerlo y yo no lo soy, pero esto ha ido demasiado lejos. Si la muerte de Lucas Fernández ha sido un homicidio creo que tendrá que averiguarlo usted mismo por otra parte comisario – expresó el ex tenista – Porque yo soy inocente de todo esto y si no tiene más antecedentes en mi contra creo que ya no tengo nada más que hacer aquí.

Cañizares ni siquiera esperó a despedirse de Paco y don Lorenzo, sino que él mismo se levantó de la silla y salió de la sala lo más rápido que pudo para irse de una vez por todas de la comisaría y volver a Barcelona.

Paco siguió a Cañizares pidiéndole en voz alta que se detuviera y don Lorenzo lo siguió de cerca haciendo lo mismo, pero ninguno pudo evitar la explosión que siguió después en el vestíbulo de la comisaría.

– ¡Andrés! – el grito de Pepa a su ex marido que en esos momentos estaba haciendo su camino al estacionamiento detuvo de golpe todo el ruido y a la gente que estaba cerca de la pareja. – ¡Dime que no es cierto!

Los agentes fueron testigos privilegiados de una fuerte discusión que tanto Pepa como Andrés mantenían a vista de algunas personas, pero los espectadores no fueron impedimento para que Pepa cruzara el rostro de Cañizares de una sonora bofetada llevada por la desesperación.

El ex tenista aguantó el golpe con estoicismo dejando que Pepa lo acusara de todo lo que quisiera y se la llevó a un lugar más privado cogiéndola del brazo sin que nadie en la comisaría pudiera impedirlo.

– ¡Se la está llevando Paco no puedes permitirlo! – Silvia exclamó en voz alta intentando ir tras la pareja pero fue detenida por don Lorenzo y Paco que se lo impidieron.

– No podemos hacer nada Silvia sólo esperar a que resuelvan sus problemas y vigilar que las cosas no vayan a más – lamentó Paco y se fue para hacer precisamente eso. No permitiría más violencia en su comisaría y tampoco que Pepa saliera lastimada.

Una vez que Andrés logró llevarse a Pepa al estacionamiento la soltó y se le quedó mirando con rabia contenida. Una rabia que también era visible en el rostro de Pepa que no dejaba de maldecir todo lo que estaba ocurriendo en voz baja.

– La única que me debe explicaciones aquí eres tú Pepa – acusó Cañizares acercándose a la modelo para enfrentarla – tú que me habéis acusado de un asesinato que ni siquiera he cometido sólo para perjudicarme a los ojos de nuestra hija ¿Así que quién es el desgraciado aquí? ¡Tú estás enferma! Enferma si me crees capaz de algo tan aberrante para poner en riesgo la felicidad de Isa. Para poner en riesgo la tuición que me he ganado con tanto esfuerzo, ¡eres una descerebrada!

– ¡Y tú eras mi puto mundo! ¿Lo sabías? – Pepa exclamó con tristeza y los ojos llenos de lágrimas mirando al hombre que significó tanto para ella – Desde que te conocí te hiciste mi todo Andrés, eras la luz de mis ojos. Te amé como una perra y te seguí hasta el fin del mundo porque tú me lo pedías porque estaba enamorada de ti. Creo que nunca sabrás cuánto te amé

Andrés ni cuanto amo a nuestra hija porque tú me la diste. Pero con todo lo que ha pasado entre nosotros ese amor que te tuve se ha transformado en odio. En un odio de puta madre que acabó enfermándome, y sí, quizás esté loca y sea una descerebrada como tú dices pero si estoy así es porque tú me tienes de esa manera. Tú con ese deseo desquiciado con destruirme porque sé que has amenazado con denunciarme por difamación y si te acusé no lo hice para perjudicarte sino

porque ese hombre que murió era un asesino. Un asesino que estuvo a punto de matarme cuando estuve en una isla de mierda tratando de curarme. Te acusé cuando supe que él te conocía y que tú podías estar involucrado en su muerte pero ya no sé qué pensar Andrés porque esto me supera.

Cañizares no dijo nada. Mientras Pepa hablaba se quedó callado recordando el tiempo que ambos pasaron juntos como pareja. Recordó la primera vez que vio a Pepa cuando la morena todavía no era la modelo famosa que era, pero él ya era un deportista reconocido. Andrés recordó que lo primero que le gustó de ella era lo obvio, su físico. Pepa era chica guapa y tan alta como él y eso a Andrés le encantaba en una mujer, que no fuera petisa. Lo segundo que le fascinó fue su acento

andaluz. Él se perdía por ese acento que sumado con su buen aspecto la hacían su pareja perfecta. Y él la amó, por supuesto que lo hizo. Nunca se había sentido tan apoyado por una pareja antes. Pepa lo seguía en todo y él se sentía el dueño del mundo por la suerte que tenía. La llegada de Isabella no hizo más que aumentar su felicidad y su orgullo pero todo se fue al traste cuando Pepa comenzó a trabajar más de la cuenta luego de dar a luz. Empeoró cuando él tuvo el accidente que lo sacó las canchas de tenis y Pepa fue la que tuvo que trabajar por ambos a pesar de que igual tenían suficiente para vivir como reyes. Con el paso del tiempo Pepa se convirtió en la Diva, salió del clóset y la relación que tenían ambos se fue al carajo.

– Yo no fui Pepa – Andrés espetó con gravedad mirando a su ex a los ojos – Te lo juro por nuestra hija que no lo hice. Yo no soy un asesino Pepa y si me amaste tanto como dices tienes que creerme. No podría hacerle eso a nuestra hija Pepa, te lo juro.

– Te creo – Pepa había dejado de llorar y tenía la voz ronca – Sé que no podías estar involucrado en esto y lamento haberte acusado pero si no fuiste tú ¿entonces quién fue? – le preguntó llena de angustia – ¿Quién me odia tanto como para tenderme una trampa tan horrible Andrés? Es que no lo entiendo….

– Yo tampoco lo entiendo Pepa – suspiró Cañizares con preocupación al tiempo que hacía algo que hace mucho tiempo no hacía, rodeó a Pepa por la cintura y la abrazó – No lo sé, pero si esto también amenaza a nuestra hija, te juro por Dios que mataré a ese hijo de puta….

– ¿Silvia? ¡Silvia regresa! – la voz de Paco gritó de pronto al ver a su cuñada correr escaleras arriba sin que ni Pepa ni Cañizares se enterasen que Silvia, que ese momento acompañaba a su cuñado escondida en la escalera, lo había visto y oído todo.

***

– ¡Andrés mi amor! ¡Qué bueno que te encontré estaba tan preocupada por ti…!

La voz de una mujer interrumpió el abrazo de la pareja que tuvo que separarse cuando dicha mujer corrió a los brazos del ex tenista y lo besó en los labios frente a Pepa que tuvo que voltear el rostro para no ver la tierna escena de su ex con su nueva novia.

Amelia Casanova era la nueva novia del deportista y también era tenista. Ambos se habían conocido durante un partido de tenis en Madrid y comenzaron a salir tiempo después ya que al principio sólo eran amigos. Andrés quería mucho a la chica y estaba enamorado de ella, pero nunca iba a amarla tanto como amó a Pepa.

Pepa por su parte decidió que ya no quería seguir presente delante de la pareja y afortunadamente se distrajo gracias a que Paco también había aparecido en el estacionamiento pidiéndole sin palabras que lo siguiera. Sin despedirse ni de Andrés ni de Amelia, la modelo salió del estacionamiento bajo la mirada furtiva de Andrés que a pesar de estar abrazando a su novia no le quitó nunca la mirada a la Pepa en retirada.

– Vámonos de este jodido lugar – pidió Andrés en tono malhumorado y se fue de la mano de su chica de la comisaría y de Madrid.

En tanto, Pepa logró alcanzar a Paco en la sala de la brigada y cuando lo hizo este le informó lo sucedido con Silvia.

– Ella os vio abrazada con Cañizares – le dijo con gravedad – Salió corriendo pero no sé… ¡Pepa…!

El comisario vio por segunda vez que una mujer salía corriendo y lo dejaba con la palabra en la boca. Maldijo las hormonas femeninas y regañó a Povedilla por no haber impedido el altercado entre Pepa y Cañizares de hace un momento.

– ¡Estoy rodeado de anormales! – gritó en voz alta y enojado y se encerró en su oficina para seguir investigando el caso que involucraba a la Diva.

 

Silvia estaba furiosa. Furiosa, pero no con Pepa ni con su ex sino con su incapacidad de soportar el pasado de su chica. También estaba furiosa con Lucas porque había sido su culpa todo el marrón que les había caído encima y que parecía no acabar.

La pelirroja suspiró y decidió que no quería volver a la mansión de Pepa. Allí estaba su sobrina e Isabella y no tenía ganas de hablar con la hija de su hermana de lo ocurrido en comisaría y tampoco de responder las preguntas que estaba segura que la chica tendría para ella cuando viera que aparecía en la casa sin Pepa.

Así que hizo lo sabía le daría un poco de paz, se fue a la casa de Lola en la corrala. Cuando Silvia llegó y Lola le abrió la puerta, la mujer mayor se dio cuenta de inmediato que algo malo había pasado cuando no vio a su hermana acompañada de su siamesa. Era una broma de ambas ya que Pepa acompañaba a Silvia a todas partes y viceversa, tanto que parecían un par de siamesas las dos pegadas, una a lado de la otra.

Sin embargo Lola no dijo nada y simplemente abrió los brazos para acoger a su hermana pequeña que no tardó en romper en llanto abrazada a Lola.

– Soy una gilipollas Lola – se quejó con voz ahogada la pelirroja – Una tonta porque no aguante el ver a Pepa abrazada a su ex marido. Me ganaron los celos hermana y ni siquiera sé dónde está Pepa. No sé si sigue en la comisaría o si todavía está con Andrés, no sé nada. Sólo sé que me tenía que ir porque no podía verlos, ¿Sabes? No podía.

– Hace un par de minutos antes de que tú llegaras me llamó Paco – le comentó Lola a su hermana en tono suave – Cuando supo que te habías ido corriendo de la comisaría ella también hizo lo mismo así que estoy segura que ella a esta hora está buscándote, no me extrañaría que se apareciera aquí en cualquier….

El ruido de alguien llamando a la puerta de la corrala cortó las palabras dichas por Lola y se zafó de los brazos de su hermana para abrir la puerta encontrando a la susodicha Pepa junto a su hija Isabella y a Sara que no tardó en abrazar a su madre y besarla en la mejilla.

– Hablando de la reina de Roma – se burló con sorna la morena – Aquí la tienes. La mayor de las Castro hizo pasar a Pepa y luego que Lola saludase a Isabella le pidió a Sara que se la llevara a jugar un momento a su cuarto. Sara se dio cuenta del problema de inmediato cuando vio la tristeza de su tía Silvia así que no dijo nada y se llevó de la mano a Isabella que parecía la más contenta de todas cuando Sara le propuso seguir jugando con ella. La pequeña de despidió de Pepa y de Silvia y se fue con Sara dejando al resto de las mujeres a solas para que pudieran charlar con más calma.

– Yo me voy a la cocina a preparar café – Lola dijo en voz alta aunque nadie respondió. La morena suspiró rezando para no tener un nuevo follón entre ambas y se fue dejando a las chicas por fin solas.

– Te fuiste sin esperarme siquiera pelirroja – Pepa fue la que se atrevió a hablar primero y lo hizo en voz baja para no alertar a su hija que estaba en el cuarto de Sara – Sin avisarme nada, tú sólo saliste arrancando y me dejaste sola.

– Si, lo hice – admitió Silvia en el mismo tono mirando a Pepa con seriedad – pero lo hice porque te vi muy bien acompañada, así que no creí que me necesitaras.

– Andrés me abrazó porque hablamos de lo ocurrido y porque yo estaba asustada por Isabella – explicó Pepa con el entrecejo fruncido – Si crees que pasó algo más entre nosotros además del abrazo debiste quedarte más tiempo porque luego que tú te fuiste apareció su novia en el estacionamiento, que cuando lo vio corrió a abrazarlo y ella lo besó delante de mí. Pero claro, la doctora hace lo que se le da la gana y no se da cuenta que la necesitan más de lo que jamás la han necesitado antes, como ella tiene una familia donde esconderse….

En la última frase a Pepa se le quebró la voz recordando que Pepa no tenía familia. Se maldijo a sí misma por ser tan tarada y aprovechando que en ese momento Pepa le estaba dando la espalda, cruzó el salón y la abrazó por la espalda al tiempo que le decía que la amaba y le pedía disculpas por actuar tan acelerada.

La modelo cerró los ojos y suspiró con emoción al sentir el cuerpo de su pelirroja aferrado al suyo. Cogió la mano de Silvia y la besó con ternura. Tuvo que voltearse cuando Silvia la obligó a hacerlo sin palabras y gimió en los labios de su doctora cuando fue besada por ella con una pasión inusitada.

– Lo siento Pepa, se me fue la pinza – se disculpó Silvia una vez más luego del beso – Estaba celosa Pepa, de verdad lo siento. Sé que no tengo razones pero no pude evitarlo. Es que te veías preciosa a su lado y él también es guapo. Hacen… hacen una hermosa pareja los dos, creo que eso nadie puede negarlo.

– Tienes razón pelirroja sí que nos vemos guapos pero sólo porque aquí la guapa soy yo, ¿O que no ves? – espetó la morena con sorna enseñándole a Silvia su propio cuerpo – Nada más.

– Eres una engreída Pepa Miranda – se quejó Silvia con una sonrisa dándole a Pepa un palo en el brazo del que sólo Pepa se rió. – Es que tú lo tienes muy creído hija, pero es por ese mote que te han puesto.

– Ese mote me lo ha dado todo – ahora el tono de Pepa era más apagado cuando miró a su chica – y me lo ha quitado todo también. Me quitó mi matrimonio, el amor de Andrés y la tuición de mi hija. A veces lo odio pelirroja, pero sin él…. sin él jamás hubiese tenido todo lo que tengo y tampoco tendría los medios para darle un futuro a Isa. Al convertirme en la Diva me metí en la boca del lobo y le vendí mi alma al diablo.

– Eso no es cierto – Silvia espetó obligando a Pepa a que la mirase a los ojos ya que se había quedado cabizbaja luego de pronunciar sus últimas palabras – Ese mote no te ha quitado el alma Pepa, ser la Diva no te define. Porque sí, es cierto que la mayoría de la gente que te ha visto arriba de una pasarela sólo conoce esa parte de ti, la de Diva. Pero, yo conozco la otra parte de ella. Esa parte que le esconde a todo el mundo, esa parte donde tú vuelves a ser niña cuando juegas con tu hija. Esa parte que esconde tu inteligencia y tu pasión por los libros. Esa parte donde puedes ser una romanticona empedernida y al mismo tiempo un ser sensible que se emociona hasta las lágrimas con una película de amor o de drama. Esa parte que amo y que tengo el privilegio de ver todos los días porque me enamoré de ella y de su alma, que está aquí dentro.

Pepa sonrió a las palabras dichas por Silvia emocionada hasta las lágrimas y no se aguantó de besar a su chica una vez más, sin que ninguna de las dos se percatara de la presencia de Isabella que equivocó su camino al cuarto de baño y las descubrió besándose.

Diva: El Gato y el Ratón #LHDP #PepaySilvia

Y la bola sigue rodando….


 

 

Capítulo Treinta y Tres: El Gato  y el Ratón

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– No puedo creer la ficha de este hombre… – Paco Miranda murmuró para sí mismo con preocupación al revisar por segunda vez en lo que llevaba de mañana el informe personal de Lucas Fernández a la comisaría adjunta de Barcelona. Paco decidió hacer ese trabajo personalmente en lugar de mandárselo a alguno de sus agentes. No lo hizo porque no confiase en sus hombres sino porque el caso de la incriminación a la modelo Pepa Miranda ya se estaba tornando demasiado personal para él. Había tomado el caso como una bandera de lucha personal y sabía que no habría vuelta atrás hasta no dar con el verdadero asesino de Fernández, aclarar lo sucedido en la incriminación de la modelo y limpiar su nombre de una vez y para siempre.

Lo que le quedaba por hacer además de estudiar la ficha del científico asesinado era tomar la declaración del ex tenista Andrés Cañizares que había quedado de llegar a la comisaría en torno a las diez de la mañana y todavía faltaban un par de horas para eso. Había muy poca gente en la comisaría a esa hora, sólo estaban los agentes del turno de noche que debía cambiar con los agentes entrantes.

– Buenos días Miranda….

La voz de don Lorenzo Castro hizo respingar a Paco que no se esperaba la visita de su suegro en la comisaría. El ex comisario estaba preocupado por la carga de trabajo de su yerno y sobre todo por la presión que llevaba a cuestas con el caso tan mediático que involucraba a un personaje famoso. Lorenzo si bien ya estaba retirado de su trabajo en el cuerpo de policía de San Antonio, a veces ofrecía sus servicios de consultor cuando Paco lo necesitaba o en casos como estos, cuando el caso tomaba aristas importantes como el de este asesinato.

Ambos hombres se saludaron y don Lorenzo le explicó a su yerno el motivo de su visita, cosa que Paco agradeció muchísimo y le relato a grandes rasgos la ficha personal del occiso.

– Es que es para no creerlo don Lorenzo – explicó Paco con sequedad – Lucas Fernández fue todo un personaje.

Aquí dice que luego de salir de la isla de Zulia en Venezuela donde trabajó como internista en la isla de los leprosos, volvió a España donde trabajó un tiempo como celador en el hospital central de Barcelona y luego pasó a ser internista en una clínica privada gracias a que falsificó todos sus antiguos documentos de trabajo. Los de la comisaría de Barcelona me dijeron que ese hombre fue ayudado por un hombre relacionado con el círculo social más poderoso de esa cuidad realizando, además de su trabajo público en la clínica, otros trabajos privados para ese hombre. Todos relacionados al área de medicina.

– Lo que me dices me suena a la jodida mafia Paco – Don Lorenzo expresó con evidente preocupación – ¿Usted cree que Cañizares esté relacionado con algo así? Porque yo hablé con la modelo Pepa Miranda que es su ex y ella me dijo que si bien él podría estar de todo esto, no lo cree capaz de un acto tan atroz.

– Tú sabes muy bien Paco que a las personas en realidad jamás se las llega a conocer bien del todo – respondió el ex comisario con seriedad – Además, si esa mujer piensa que Cañizares ha tenido que ver sólo para perjudicarla a ella, tú también sabes que tendrás que averiguar si tiene razón o no.

– Lo sé don Lorenzo, lo sé – resopló Paco molesto – Tendré que interrogarlo sobre eso y sobre si está metido en algo relacionado con la mafia. Sé que en Barcelona operan pequeños grupos de delincuentes y bandas especializadas en el lavado de dinero, trata de blancas y prostitución. Todo ese bajo mundo donde además de delincuentes catalanes están involucrados también delincuentes de otros países y ahí la pasta corre como pólvora.

Otra cosa que me preocupa sobre este caso es que Lucas Fernández al parecer trabajó en uno de estos grupos como sicario. – relató Paco con el entrecejo fruncido – Sin embargo su modus operandi no fue con armas de fuego sino con armas biológicas. Él es médico por lo que bien pudo eliminar a sus objetivos de una manera mucho más limpia que un balazo en la cabeza.

– Todo esto es demasiado complejo de investigar sin evidencia Paco – Don Lorenzo expresó con severidad – Tanto, que además de interrogar a Cañizares tendrás que viajar a Barcelona lo antes posible para investigar a fondo todos los datos que tienes con la policía catalana.

– Será todo un follón don Lorenzo pero tiene razón – Paco estuvo de acuerdo – Tendré que hacer ese viaje lo antes posible, de hecho creo que me pondré a ello luego de interrogar a Cañizares, pero gustaría tenerle presente como consultor durante el interrogatorio si es posible.

– ¿Por qué me necesitas a mí y no a alguno de tus hombres? – preguntó el ex comisario con curiosidad – ¿No crees que sepan hacer bien su trabajo?

– Mis agentes son buena gente, pero no tienen la experiencia que usted tiene suegrito – dijo Paco con una sonrisa más jovial – Además, sé que usted no se sentirá intimidado por la fama de Cañizares como sí podría pasarles a mis hombres. De hecho ocurrió con Pepa cuando esa chica estuvo aquí y me costó lo mío quitarle de encima a todos los bobos que le pedían una foto o un autógrafo.

– Está bien hombre, puedes contar conmigo – don Lorenzo respondió con una sonrisa afectada, tocado por la consideración de su yerno. La charla acabó con una sacudida de manos y luego se prepararon para el morrón que se les venía encima con la llegada de uno de los deportistas más respetados y famosos de España.

****

Mientras eso ocurría en comisaría, en casa de Pepa también reinaba un ambiente de preocupación. Dicha preocupación era reflejada por el rostro de la modelo y por todos los gestos ansiosos que emanaba su cuerpo. No se podía estar quieta. Había pasado la noche pensando en todo lo que había pasado durante en el día en la comisaría y no podía quitarse de encima la abrumadora sensación de estar metida en un follón mucho más complicado del que en realidad creía. La noche anterior se había despedido de Raquel. Su abogada y amiga le prometió que ella se encargaría personalmente de las indagaciones del caso de Fernández en Barcelona así que iba a ponerse a ello lo antes posible. Pepa le agradeció toda la ayuda pero le pidió que se cuidara y que si necesitaba algo, fuera lo que fuera, que le avisara. Raquel no se pudo ir hasta que le juró a la morena que lo haría.

La que también abandonó la mansión esa noche fue Rita. Lo hizo porque tenía trabajo pendiente en casa y porque ya era demasiado tarde. Pepa sabía que la enfermera había llegado por sus medios a la comisaría y no quería que se fuera sola a casa, así que llamó a Manu para que lo hiciera en uno de sus carros. Rita agradeció mucho el gesto de Pepa pero la chica lo desestimó y en cambio fue ella quien le agradeció la ayuda que le brindó cuando estaba ad portas de entrar en prisión.

– Me habéis salvado de caer tras las rejas Rita, la que tiene que agradecerte por todo soy yo – admitió la joven conmovida y abrazó a la mujer más grande con fuerza y por largo rato. Rita dijo que no tenía que agradecer nada porque para eso estaban las amigas y Pepa le pidió mantenerse en contacto más seguido, cosa en la que Rita también estuvo de acuerdo.

Así que durante la noche, sólo Sara, Silvia e Isabella acompañaron a Pepa la que intentó por todos los medios descansar, pero sin que consiguiera pegar ojo en toda la noche.

La mañana siguiente llegó y Pepa seguía siendo tal atado de nervios que ni siquiera Silvia había podido tranquilizarla.

– No puedes seguir así Pepa que no te hace bien – Silvia había intentado razonar con ella sin éxito, recibiendo de vuelta miradas mordaces. – No me mires así que tú sabes que tengo razón, Paco ya está trabajando en esclarecer todo lo sucedido, tienes que calmarte un poco hija.

– Estará allí – murmuró Pepa más para sí misma que para Silvia sin oír lo que la pelirroja decía – Estará ahí y yo tengo que verlo, tengo que estar presente, tengo que saber… ¡la puta ostia!

– Estás hablando de él, ¿verdad Pepa? – Silvia preguntó con el entrecejo fruncido sintiendo una feroz acometida de celos – Estás hablando de tu ex marido.

Pepa no respondió pero Silvia no necesitó una respuesta porque la cara de Pepa lo decía todo. Esta vez fue Silvia la que se alejó de su novia hecha una furia maldiciendo que el pasado de Pepa interfiriese con su felicidad.

Maldijo en voz alta su suerte y fue algo que Pepa no soportó oír saliendo de los labios de su pelirroja. Pepa abrazó a Silvia por la espalda con fuerza y no la soltó.

– Es el padre de Isa – intentó explicar la morena con la voz más suave que pudo encontrar – Andrés es mi pasado pelirroja y es inevitable que nuestra hija nos una pero yo he tomado una decisión y esa decisión es estar contigo. Sin embargo estoy preocupada. Estoy cagada de miedo Silvia porque a pesar de todo lo que haya pasado con Andrés yo lo sigo respetando como el padre que es de mi hija y no quiero que le pase nada, pero no por él, sino porque no quiero que Isa se vea afectada por todo lo que está ocurriendo, ¿Entiendes lo que he dicho? ¿Entiendes mi desesperación?

Pepa obligó a Silvia a voltearse para mirarla de frente y la besó. Beso que también Silvia correspondió con un dejo de la misma desesperación que embargaba a Pepa.

– Yo te amo Silvia – espetó la modelo con seriedad – Tanto que si te pasara algo enloquecería, pero ahora mismo lo que más me preocupa es Isabella. Ella y su padre, porque no quiero que salga perjudicada por todo esto que está pasando cariño. Ella todavía es pequeña y tengo miedo de que esto llegue a sus oídos de alguna manera. Por eso tengo miedo y por eso necesito hablar con Andrés, porque tengo que saberlo. Saber de sus propios labios si está involucrado con la muerte de ese cabrón de Lucas o no.

Silencio fue todo lo que Pepa recibió como respuesta, pero los ojos de Silvia que la miraban con fiera intensidad fueron mejores que sus palabras.

– ¿Necesitas que te acompañe a comisaría? – la pregunta de Silvia fue acompañada de una sonrisa que Pepa respondió con una de medio lado y otro beso que les dejó sin aliento.

***

– Señor Cañizares, ¿me podría dar un autógrafo?

– ¿Y una foto?

– ¿Me puede firmar esta imagen? Es para mi hijo que su fan…

 

– ¡A trabajar señores que esta es una comisaría no una sesión fotográfica! – el vozarrón de mando de Paco acalló de golpe el entusiasmo que se había formado en la sala de la brigada con la llegada de Andrés Cañizares. La comisaría de San Antonio por segunda vez en la semana acogía a un personaje famoso y como era de esperarse, los agentes de policía tanto mujeres como hombres estaban revolucionados. Sobre todo las mujeres porque Andrés Cañizares era un hombre guapo y ellas lo sabían.

Acostumbrado como Pepa a ese tipo de acoso de los fans, Andrés no tuvo problemas para saludar a los agentes que le pedían autógrafos y alcanzó a firmar algunos y sacarse algunas fotos antes que llegase el comisario a cortar todo el gallinero.

Don Lorenzo que también se encontraba presente cuando había llegado el ex tenista hizo lo suyo callando a sus ex agentes con su característico «¡Anormales de carrito!» y mentando a sus sagrados cojones cosa que le causó a Cañizares bastante gracia, pero disimuló su sonrisa con un carraspeo.

Paco se disculpó con el hombre alto y de barba descuidada saludándolo con un apretón de manos y el mismo se lo llevó a la sala de interrogatorios, siendo acompañados por Don Lorenzo muy de cerca después de hacer las presentaciones. Luego de ofrecerle algo de beber pero que Cañizares rechazó comenzó el interrogatorio.

– Primero que todo quisiera darle las gracias por haber venido hasta acá señor Cañizares – explicó Paco con un dejo de nerviosismo – Sé que usted debe tener una vida bastante ocupada, así que de verdad se os lo agradezco.

– Estoy para lo que necesite comisario – respondió el ex tenista en voz alta esbozando una sonrisa que luego borró – Sin embargo me gustaría que me explicase mejor el motivo por el cual estoy siendo interrogado. ¿De qué se trata todo esto?

Paco resopló mirando a su suegro que estaba sentado a su lado y asintió cuando el hombre mayor hizo lo mismo mirando la ficha policial de Fernández. Abriendo el expediente, Paco sacó una imagen del cadáver de Lucas Fernández que procedió luego a enseñársela al deportista.

Andrés la vio y cerró los ojos evidentemente afectado y al mismo tiempo asqueado por lo grotesco de la imagen.

– Lucas Fernández fue hallado muerto la noche del cuatro de mayo de este año con un balazo en el pecho cerca del centro polideportivo las Acacias en Madrid – explicó Paco con seriedad – Según los antecedentes de este caso, este hombre estuvo involucrado con un grupo de personas de la alta sociedad en Barcelona y su nombre ha sido conectado con ese tipo de gente, así que mi pregunta es la más obvia ¿Ha visto a usted a este hombre antes? ¿Lo conoció de alguna parte?

– Sí – fue la respuesta clara de Andrés mirando por última vez la cara del occiso – Sí lo conocí. Bueno, en realidad fue un encuentro casual en un bar de Barcelona – contó con acritud – Estaba celebrado mi noviazgo con un grupo de amigos y mi novia en un bar y pues, uno de mis amigos tuvo un problema respiratorio. Se atragantó con un hueso de aceituna y Lucas que esa noche estuvo allí le dio los primeros auxilios a mi amigo y lo salvó. En agradecimiento lo invité a la celebración y de ahí nos hicimos conocidos y lo estuve ayudando cuando lo necesitaba pero eso es todo. Nunca lo vi como un mal tío, era un poco loco para sus cosas tal vez pero nunca tuve problemas con él. Lamento mucho que esté muerto.

El tono serio y firme de Andrés Cañizares puso en duda la teoría de que el ex tenista estuviese involucrado con la muerte de Fernández. Ni Paco ni don Lorenzo vieron en sus rasgos algún atisbo de duda o nerviosismo pero todavía no podían descartarlo del todo como sospechoso.

– Muy bien señor Cañizares, gracias por aclararnos ese punto – expresó Paco con el entrecejo fruncido mirando los otros antecedentes de Lucas, esta vez los financieros. Paco le explicó de esto a Andrés y el hombre moreno asintió respondiendo que entendía lo que le explicaron.

– Hay otros antecedentes que indican que el occiso debía dinero – dijo el comisario – sus cuentas fueron aumentadas durante un periodo de tiempo bastante largo, considerando que cuando regresó al país desde Venezuela estaba quebrado. ¿Fue por eso que usted lo ayudó? ¿Me puede explicar cómo fue que lo hizo señor Cañizares?

– Dándole trabajo – admitió con seriedad Andrés pasándose una mano por la barba – Cuando le conocí es cierto que estaba quebrado y fue por eso que le ofrecí trabajo en otra área de especialización cuando me dijo que trabajaba en la medicina. Como sabrán, yo dejé el tenis por una lesión y desde ese momento logré hacer mis pinos en otras áreas tales como el modelaje y sobre todo con sponsors de marcas deportivas. Lucas era un hombre con un gran físico y sabía mucho de anatomía por lo que no fue difícil que le consiguiera trabajo con ellos de consultor en medicina deportiva. Si bien, esa no era su área de trabajo original, sabía de anatomía lo suficiente para desempeñarse bien como consultor. Le gustaba mucho su trabajo y gracias a eso surgió y pudo vivir bastante bien en Barcelona. Lo sé porque habíamos seguido en contacto durante todo ese tiempo.

Otra cosa más que no encajaba con el perfil. Si bien aún existía la posibilidad de que Lucas estuviese involucrado con mucho más que sponsors de marcas deportivas eso todavía no estaba claro, pero Paco no dudó en preguntárselo al ex tenista.

– Con Lucas tenía una buena relación comisario pero no éramos lo que se dice, amigos – respondió con seguridad – Lo ayudé un tiempo con mis contactos y también con dinero, pero Lucas me devolvió el dinero que le presté hasta el último céntimo.

– ¿Cuánto dinero le prestó señor Cañizares? – Paco esta vez preguntó con curiosidad – ¿Fue mucho?

– Fueron quinientos euros – respondió Andrés haciendo memoria – Eso lo hice días después de haberlo conocido cuando me contó por los problemas económicos por los cuáles estaba pasando. Prometió que me devolvería el dinero cuando encontrase trabajo y eso fue lo que hizo.

Andrés respondió y sacó del bolsillo de su chaqueta un recibo de ese dinero. Paco lo leyó y se lo entregó a don Lorenzo, la firma de Fernández era clara en el documento así que la teoría de inculpación por cobro de dinero estaba descartada.

Sin embargo sabía que ahora se venía lo más peliagudo. Explicarle que la muerte de Fernández pudo ser por encargo y que también Pepa estaba involucrada en ese hecho.

Paco le dijo que tenía pruebas suficientes para dejarlo fuera de sus teorías incriminatorias y Andrés suspiró con alivio.

– ¿Eso quiere decir que soy libre de irme? – preguntó el hombre con gravedad – Si ya no me necesitan….

– Hay una cosa más señor Cañizares – respondió Paco en el mismo tono evitando que el deportista lograra levantarse de la silla – La principal razón por la cual está usted aquí se llama Pepa Miranda.

Como si hubiera recibido una patada en la tripa. Así reaccionó Cañizares al oír el nombre de su ex y así mismo fue como se sintió la propia Pepa después de oír su nombre y ver a su ex con la expresión adusta.

– ¿Qué tiene que ver Pepa con todo esto? – la preocupación inundó los rasgos severos del deportista que había dejado atrás su semblante sereno – ¿Qué significa?

– Pepa Miranda fue incriminada por el asesinato de Fernández cuando se encontraron sus huellas en el cuerpo del muerto – explicó Paco con severidad – Ella y Lucas tuvieron un altercado en Venezuela donde se conocieron mientras su ex esposa estuvo en una isla de ese país debido a un tratamiento médico ¿Lo sabía?

– Sí – admitió Andrés – Sabía que Pepa estuvo enferma y que se tuvo que ir al extranjero para curarse porque ella misma me lo dijo antes de irse, pero no sabía que ella y Lucas se conocían.

– ¿O sea que durante el tiempo que usted y Fernández estuvieron en contacto él nunca le mencionó sobre su relación con su ex mujer y los problemas que tuvo con ella? – Paco al igual que don Lorenzo comenzaban a dudar de la versión del tenista.

– Lucas mencionó en alguna oportunidad sobre un rollo que tuvo con una tía, pero nunca me dijo que esa persona fuera Pepa – explicó con cansancio – No tenía idea de lo que estaba pasando y tampoco que tengo que ver yo con todo esto.

– Su hija – la seriedad en la voz de Paco era poderosa – Su hija y la batalla por la tuición que tiene con ella. Usted conoció al occiso señor Cañizares, y lo siento pero no me creo que el señor Fernández no le haya dicho nada sobre eso imaginando que Fernández sí sabía quién era usted y qué lo vincula con la señora Miranda.

– Es una locura – murmuró para sí Andrés sonriendo a lo ridículo de todo eso – ¿Acaso me está acusando de haber matado a Lucas para incriminar a Pepa y así poder quitarle a nuestra hija?

– Eso es precisamente lo que estoy diciendo – respondió el comisario en tono grave cruzado de brazos – ¿Qué responde usted?

– Respondo que Pepa Miranda está loca – espetó Cañizares apretando los dientes con rabia – Que es una loca y que llamaré a mi abogado para interponer una demanda en su contra por injurias y difamación. Si ha tomado este caso como una guerra en mi contra bien, de puta ostia, si quiere guerra eso tendrá.

Al tiempo que Cañizares decía eso al otro lado del espejo una Pepa Miranda muy afectada por sus palabras se desvanecía….

Diva: Perdida en Huelva #PepaySilvia #LHDP

Los comentarios como siempre son bienvenidos, más si son constructivos. Gracias por leer….


 

Capitulo Treinta y Dos: Perdida en Huelva.

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– Bueno Pepa, es libre de irse a su casa – dijo Paco con una leve sonrisa amable a Pepa – En vista de los testimonios aquí expresados no tiene sentido que se quede aquí por más tiempo, sin embargo tendré que pedirle que se mantenga disponible para cualquier eventualidad que pueda surgir y por supuesto tiene prohibido salir del país. Si tiene que salir de Madrid también tiene que avisar de antemano pero por lo demás es libre de hacer lo que tenga que hacer con su vida.

Alivio. Eso era lo que Pepa sentía al oír aquellas palabras del comisario. Alivio, pero al mismo tiempo una desazón increíble.

Todavía no podía creer lo que estaba ocurriendo y menos que ahora su ex marido fuese también un posible sospechoso de asesinato.

Pero Pepa no lo creía posible. Ella conocía demasiado bien a Andrés para saber que a pesar de todos los sentimientos que tenía por él, ella sabía que nunca haría algo tan espantoso. Pepa sabía que era un hombre inteligente que no iba a arriesgar el futuro que tenía con Isa sólo por cargarse a otra persona y menos por dinero porque él tenía tanto o más dinero que ella acumulado gracias a su profesión y a pesar de su retiro todavía seguía ganando. No. Eso no lo creía, no le cuadraba. No encajaba en su cabeza pero también sabía que tenía que hablar con él. Asegurarse que su corazonada era cierta.

Tan metida pensando en esto estaba, que no se dio cuenta que el comisario le estaba dirigiendo la palabra hasta que el hombre casi gritó su nombre.

Pepa se disculpó con él con una sonrisa azorada y le dijo que simplemente estaba pensado en todo lo que estaba ocurriendo.

– Atraparemos a ese hijo de puta y limpiaremos vuestro nombre Pepa, por eso no se preocupe – le aseguró Paco a la chica con una sonrisa cálida – Ahora nos queda hablar con su ex marido así que si me permite es lo que haré ahora mismo. Yo sólo deseaba despedirme.

– Sé que la detención fue sólo por hacer su trabajo comisario así que gracias – le dijo Pepa en tono amable – Gracias por creer en mí a pesar de que todos los indicios estaban en mi contra, yo… yo nunca podría ser capaz de un acto tan horrible porque no soy una descerebrada, ¿sabe? Aunque algunas personas no lo crean. Pepa se burló hablando en voz más alta para que Silvia la oyera y cuando lo hizo la pelirroja sólo puso los ojos en blanco, sonrió y siguió charlando con Rita mientras caminaban a la salida de la comisaría. Raquel Torres seguía al grupo de cerca sumida en sus propios pensamientos.

– Además tampoco podría hacerlo porque eso afectaría directamente a mi hija y nunca le haría eso a ella. No podría perderla, enloquecería….

– Entiendo muy bien lo que dice Pepa – respondió el hombre pensando en su hija Sara – Sé muy bien lo difícil que es ser padre, así que eso no tiene ni que explicármelo.

La charla iba acabando cuando todos llegaron a la sala de la brigada, pero se cortó de manera abrupta cuando un pequeño grupo de agentes rodeó de improviso a Paco y a Pepa para pedirle fotos y autógrafos a la modelo. Por un momento la modelo se abrumó por tanta atención junta pero luego accedió a las peticiones riéndose cuando le tuvo que autografiar a Curtis Naranjo su camisa blanca.

El agente moreno estaba listo para lanzarle sus flores a la modelo pero al darse cuenta de lo alta que era teniéndola cerca de pronto se cortó, se quedó callado y tuvo que aguantar las burlas del agente Carrasco que se dio cuenta de su repentina cobardía.

– Creo que la Diva se dio cuenta de lo macho que eras Curtis – se burló con sorna dándole un codazo a su compañero – Bastante machote que te veías a su lado tío, que parecías una caña a su lado. Una risotada que le siguió a esas palabras fue respondida por el aludido con una colleja y varias pullas que Curtis no se pudo aguantar – Vete a tomar por culo a otro enano – se quejó – Que yo te daré caña cuando estemos a solas, ¡Vamos!

Paco aguantó aquel gallinero por un momento hasta que cortó de golpe todo ese barullo con un buen grito de ¡Se acabó el circo gente! ¡A trabajar todos que para eso os pagan! ¡Alé, a sus puestos ahora, leches! Aquí ya no hay nada que ver anormales.

Con eso, el pequeño grupo que se había formado alrededor de Pepa se acabó dispersando y Pepa pudo volver a sentirse más libre. Paco se disculpó por todo lo ocurrido, pero Pepa desestimó sus palabras diciéndole que ya estaba acostumbrada a ese grado de atención.

– Viene con el trabajo – había respondido ella con una sonrisa – No es algo de lo que tenga que disculparse.

Paco asintió y volvió a despedirse de Pepa, de Rita, que estuvo un tiempo charlando animadamente con Povedilla, se despidió también de la abogada Torres y quedaron de acuerdo en mantenerse contacto y al tanto del curso de la investigación, y por último se despidió de su cuñada al tiempo que le avisaba que Lola quería hablar con ella. Silvia le prometió que pronto iría a la corrala para verla y Paco también le dijo que le dijese a Sara que se comunicara con él.

– Tranquilo Paco que yo se lo diré a Sara – le aseguró la pelirroja con una sonrisa y se fue de la mano de Pepa que observó aquella interacción de su princesa con un cierto dejo de envidia. Ella no tenía a nadie más aparte de su hija y su novia a quién avisarle nada y saberlo siempre la entristecía porque nunca fue fácil para ella ser una chica huérfana.

Las cuatro mujeres salieron del precinto policial juntas y en la acera tuvieron que luchar contra el nuevo acoso de la prensa que supo de su detención y no tardó en querer una exclusiva de este hecho.

Sin embargo Pepa no tuvo que responder nada porque fue escoltada por las chicas. Raquel se enfrentaba a los periodistas mientras Rita y Silvia intentaban impedir que los fotógrafos se acercaran demasiado a ella. Lograron su cometido a duras penas cuando Raquel respondió a las preguntas de los periodistas por Pepa que ya estaba oculta en su coche y que iba a ser manejado por un chófer privado que contrató sólo para esa ocasión.

– Manu, arrancad ya – mandó Pepa al chófer cuando vio que Raquel se lograba por fin deshacer de los periodistas que insistían en sacarle fotos a Pepa dentro del auto.

Pepa se quedó en su sitio al medio entre Raquel y Silvia y pudo respirar más tranquila cuando la prensa por fin quedó atrás.

El grupo de mujeres llegó a la mansión de Pepa tan rápido que ninguna se dio cuenta cómo lo había hecho el chófer, pero la modelo agradeció su pericia tras el volante diciéndole que lo llamaría otra vez cuando le necesitase. Luego de pagar por sus servicios lo despidió y no alcanzó a entrar a la casa cuando fue abordada por el huracán de su hija que se le lanzó a los brazos apenas se despidió de Manu.

Pepa abrazó a la niña con fuerza y se aguantó la emoción de echarse a llorar delante de ella pero no de cogerla en brazos y llevársela hasta la sala de estar aunque hace mucho que no hacía eso. Rita que nunca había visto la interacción de Pepa con su hija antes, se emocionó de conocer una parte tan íntima de la chica y se alegró que todo se solucionara.

– Vaya casa que tiene la Pepica, es hermosa – dijo la enfermera con evidente admiración – Nunca antes había estado en una mansión, si hasta me siento de alta sociedad ahora….

Silvia que estaba cerca de Rita pero observando a Pepa charlar con su hija sólo se rió negando con la cabeza y luego hizo las presentaciones de Sara a la enfermera y a Raquel que también estaba cerca. Después de los saludos Raquel se disculpó y se alejó para charlar con Pepa y de paso saludar a Isabella.

– ¿Desde cuándo conoce Pepa a esa mujer tita? – preguntó Sara de pronto mirando ahora la interacción entre Pepa y Raquel con el entrecejo fruncido – Parecen muy cercanas esas dos.

– Desde hace un tiempo creo – Silvia respondió con seriedad pero mirando a su sobrina que le lanzaba dagas a la abogada de su ídola.

– Parece que estás más celosa tú que yo con esa amistad sobrina – se rió Silvia mirando también a Rita que sonrió a ambas – No pongas esa cara que Pepa se dará cuenta de que estás celosa de su amiga.

– ¿Pero es que acaso tú no estás celosa tita? – Sara le preguntó a tía mirándola sorprendida – Porque yo en tu lugar sí que lo estaría.

– Un poco sí que lo estoy – admitió la doctora con un leve guiño – pero no tanto como tú sobrina porque no tengo motivos para estarlo. Sé que Pepa me quiere porque me lo ha demostrado siempre y porque me cogió de la mano durante todo el interrogatorio con tu padre. Pepa no dejó de aferrarse a mí mientras estaba pasando por ese momento tan amargo así que no tengo motivos para estar celosa.

– ¡Qué has hecho con tita bella que la has cambiado! – se burló ahora Sara lanzando pullas divertidas a Silvia que le respondió con una risotada que llamó la atención de Pepa que se quedó mirando a la pelirroja con cara de pregunta a lo que Silvia respondió con un encogimiento de hombros y le lanzó un beso que Pepa le respondió con otro igual de tierno.

– ¿Ves Sara? – preguntó Silvia luego de calmar su ataque de risa – No tengo por qué estar celosa de Raquel. Además ella es la abogada de Pepa y le ayudó mucho en la comisaría. Sigue ayudándole y eso se agradece porque sin ella tal vez Pepa seguiría acusada de un crimen que no cometió.

– Creo que el enamorarte te cambió para mejor tita – Sara dijo con una sonrisa emocionada abrazando a Silvia – Y eso me alegra mucho, me encanta verte feliz Silvia.

Silvia abrazó a su sobrina con otra sonrisa igual de emocionada y siguió charlando con ella y con Rita consciente de que Pepa no se perdía detalle de nada.

 

– Es que te desconozco larga – se rió Raquel mirando a Pepa que observaba lo que ocurría con su novia y Sara – ¿Qué pasó con tu pose imperturbable de Diva mujer? ¿Dónde lo habéis dejado?

– Se fue por un tubo desde que conocí a mi pelirroja Raque – respondió Pepa con un llamativo suspiro que causó la risa de la mujer de ojos verdes.

– Siempre me ha sorprendido de lo que hace el amor, pero me sorprende todavía más lo que te ha hecho a ti Pepa – Raquel admitió con una sonrisa amable – Antes podría haberte envidiado, pero ya no.

– Claro, no lo haces porque no te cambiaste de bando como lo hice yo – respondió con sorna la modelo mirando a su amiga – ¿Dónde dejaste a Víctor que no lo habéis traído contigo?

– No, no me cambié de bando pero tú sabes que si experimenté y mucho, ¿Acaso no te acuerdas? – preguntó la chica con una sonrisa burlona recordando las experiencias amorosas que tuvo con Pepa después de conocerse. Ambas habían sido novias por un corto periodo de tiempo hasta que Raquel se dio cuenta que no le iban las chicas sino los chicos. Luego de eso siguieron siendo amigas, Raquel se hizo abogada y Pepa triunfó en su carrera como modelo, pero seguían en contacto a pesar de la fama de ésta última. Raquel ha sido la única amiga que Pepa ha tenido y que siempre estuvo para ella cuando la necesitaba. – Y Víctor está en casa. Se quedó trabajando así que no lo veré hasta que oscurezca, pero te manda sus saludos.

– Dile que le mando otro de vuelta y también dile que no sea ingrato y que me venga a visitar en lugar de mandarme saludos. Y claro que me acuerdo Raque, claro que me acuerdo – Pepa respondió con una sonrisa mirando ahora a su hija que estaba en uno de los sofás de la sala leyendo un libro ajena a la conversación de su madre. – Pasamos mucho tiempo juntas y luego hicimos nuestra vida, pero me alegro mucho que estés tan bien con tu chico.

Después de aquella charla Pepa se quedó en silencio y volvió a observar la conversación de Sara, Silvia y Rita y volvió a suspirar recordando su charla con el comisario. Cada vez que observaba a Sara se acordaba de él y no podía evitar sentir un extraño vacío dentro del pecho.

– ¿Te acuerdas de lo que te pedí hace tiempo Raque? – preguntó Pepa esta vez con seriedad a Raquel que intuía a dónde iban los tiros con aquella pregunta – ¿Has sabido algo de mi encargo?

– No Pepa, lo siento mucho – se disculpó la morena con la misma seriedad – Estuve en el ayuntamiento de Huelva revisando los archivos del servicio social dónde estuviste cuando naciste, pero no aparece nada sobre quién pudo ser tu madre o si tienes hermanos. Hice mis averiguaciones y nadie supo decirme nada en concreto, de hecho más pareció que esa persona que buscas ni siquiera fuera de Huelva.

Pepa volvió a suspirar con desánimo. Desde que fue madre de Isabella, Pepa tenía un deseo en mente que nunca la ha dejado en paz y es la de conocer su pasado. Saber quiénes fueron sus padres y si tenía hermanos. Cuando recordó que Raquel podía hacer el trabajo de investigar sobre aquello fue que le pidió hacerlo como un favor personal y tener tan nefastas noticias sobre el asunto la acongojaba.

– Ya tendré suerte Pepa, no dejaré de investigar – le animó la morena al ver a su amiga tan alicaída – Tú no te apures que pronto sabrás quiénes fueron tus padres, eso te juro.

– Gracias Raque – respondió Pepa con un nuevo suspiro y abrazó a su amiga esperando que sus palabras fueran ciertas.

 

La tarde en la casa del comisario Miranda fue igual de calmada que en la mansión de Pepa. Paco seguía inmerso en el caso del asesinato de Lucas Fernández pero se alegró de saber que al menos había algo con lo que avanzar en el caso. Andrés Cañizares había aceptado viajar a Madrid para declarar como testigo en el caso y sorprendió al comisario ya que el ex tenista resultó ser una persona seria que no le había puesto ninguna pega a su trabajo. Hablaría con él a primera hora de la mañana siguiente.

– Tienes la cabeza en las nubes Paquito ¿Qué sucede? – preguntó Lola abrazando a su marido por la espalda aprovechando que él estaba sentado a la mesa cenando – Sigues con la cabeza puesta en el caso de la modelo, ¿No es así cariño?

– Me habéis pillado Lola sí – admitió el comisario con pesadumbre pero suspiro lleno de contento al cariño que le demostraba su mujer – Es que no he podido dejar de pensar en eso, como tampoco he podido dejar de pensar en ella.

– Me lo dices así que es para ponerse celosa de esa mujer – respondió Lola alzando una ceja en tono burlón – ¿Acaso te gusta esa modelo cariño?

– ¿Gustarme? ¡Pero de qué me hablar mujer! – exclamó Paco sonando bastante alterado por la insinuación de su esposa – Claro que no, no me gusta Pepa ¿cómo crees? No….

– Bueno pero no te alteres hombre que sólo me estaba metiendo contigo – se rió Lola besando a su esposo en la frente – Es que como has dicho que no dejas de pensar en ella….

– Sí que pienso en ella Lola pero no porque me guste – le aclaró Paco con seriedad – Lo hago porque bueno, ella es de mi tierra también ¿sabes? Es andaluza pero no tiene familia la pobre. Bueno, tiene una hija y a tu hermana de novia y a nuestra hija de amiga de su hija, pero no tiene a nadie más y yo no dejo de imaginármela como una hermana.

– Ella te la recuerda, ¿No Paco? – Lola le preguntó con suavidad sabiendo que el tema de su familia era complicado de hablar para su marido.

– Sí Lola, ella me la recuerda – admitió el hombre con un suspiro – Su acento, sus gestos tan parecidos a… pero yo sé que no puede ser ella. Es que vamos Lola, ¿Cuánta chance habría de que Pepa Miranda fuera la hermana que mi madre perdió en Huelva? Nosotros somos de Cádiz, ya lo sabes. – Lola asintió – Siempre fuimos de Cádiz pero el tiempo en el que mi madre estaba preñada de mi hermana tuvo que viajar a Huelva y lo único que recuerdo de esa época fue que la tuve que acompañar al hospital. Yo me quedé esperando en una sala fría por mucho tiempo hasta que mi madre salió del hospital y supe que ya no estaba preñada, pero que tampoco tenía una hermana. Ella nunca quiso decirme qué fue lo que ocurrió con ella así que siempre creí que había nacido muerta, pero ya no estoy tan seguro de eso.

– ¿Y has planeado hablar de tus inquietudes con la modelo cariño? – preguntó Lola con suavidad – ¿Para saber si tu historia encaja con la de ella?

– ¿Qué quieres que le diga? – preguntó con sorna Paco negando con la cabeza – ¿Qué quieres? Que me aparezca en su mansión y le diga, «Mira Pepa que ya que tú eres huérfana y eres de Huelva es posible que seas la hermana que yo perdí allí». No puedo Lola. No puedo decirle eso a ella y para luego enterarme que no es cierto luego de habérselo dicho, no puedo hacer eso. No cariño, tendré que averiguarlo a mi manera, por otra parte. Lo haré y no descansaré hasta saber la verdad de todo lo ocurrió hace tanto tiempo y así sabré de una vez por todas qué fue la única miembro del clan Miranda que todavía me queda además de nuestra hija, por San Quintín que lo descubriré.